Yo estaba dentro del rancho llevando una extrañísima reunión de trabajo con mis compañeros. Creo que el jefe me ponía a prueba para una misión especial. Era
raro pero sonaba interesante. Salí y te
vi entre los jóvenes. De repente sentí pánico. Algunos jóvenes parecían caer borrachos por unos precipicios, morían y revivían, como en los videojuegos.
No recuerdo si vi monstruos empujando a los jóvenes por el precipicio, o si se trataba de rocas gigantes que caían desde cielo y les hacían correr y caer. Todo el mundo empezó a gritar y correr. Parecía que se acababa el mundo.
El rancho ya no estaba. Tú ya no estabas. Caía más gente, revivían y volvían a nacer, como en los videojuegos. Yo también caí y reviví, pero una sola vez, entonces perdí el miedo.
No recuerdo si vi monstruos empujando a los jóvenes por el precipicio, o si se trataba de rocas gigantes que caían desde cielo y les hacían correr y caer. Todo el mundo empezó a gritar y correr. Parecía que se acababa el mundo.
El rancho ya no estaba. Tú ya no estabas. Caía más gente, revivían y volvían a nacer, como en los videojuegos. Yo también caí y reviví, pero una sola vez, entonces perdí el miedo.
De
repente vino la calma. Todo volvió a estar bien.
La música volvió a sonar.
Volví a la reunión en la cabaña. Mi jefe se había transformado en mi tío, quien se negaba a
otorgarme los derechos sobre algo que ya no recuerdo. Los compañeros de
trabajo nunca se transformaron en mis primos. Algo me fue rechazado en dicha
reunión. De algo dejé de ser parte. No los entendí a ellos, ni ellos a mí, ni
yo nada. Salí y nos volvimos a ver. Tú sonreíste. Tal vez ésta
vez sí hablamos. Tal vez no.